FEUSO alerta sobre los desafíos que enfrentan los docentes al término del curso académico.

Hace 7 horas 16

El fin del curso académico ya es una realidad. Es un momento para la reflexión, el análisis y el estudio para el conjunto del profesorado de cualquier etapa educativa. Cada docente echa la vista atrás para identificar cuáles han sido los principales desafíos y preocupaciones a lo largo de este período escolar.

A día de hoy, los profesionales del sector educativo se enfrentan a diversas dificultades para llevar a cabo su labor diaria: la carga de trabajo (tanto académica como burocrática), el bienestar emocional, la presión por los resultados académicos (especialmente en los cursos finales), la incertidumbre ante los continuos cambios legislativos que deben aplicarse en el aula, así como los retos relacionados con la formación y las nuevas tecnologías, que surgen de forma constante.

El volumen de trabajo representa siempre un hándicap para la enseñanza. No solo en lo que respecta a la evaluación final —con la preocupación que genera la sensación de éxito o fracaso en los resultados académicos—, sino también en todos los aspectos relacionados con las correcciones (producciones de los alumnos, exámenes, pruebas de diagnóstico…) y otras tareas añadidas como la elaboración de actas, los consejos orientadores y un largo etcétera. A ello se suma la adecuada atención al alumnado con necesidades de apoyo educativo, que muchas veces debe llevarse a cabo con escasos recursos humanos, lo que genera situaciones de preocupación entre el profesorado.

Es una realidad del mundo educativo la falta de recursos, tanto económicos como humanos, destinados a la educación. En ocasiones, los docentes ven limitada su capacidad para implementar nuevas experiencias de aprendizaje, enriquecedoras y significativas para su alumnado. Todo ello, en un contexto de constantes cambios legislativos y una sociedad de la información y la comunicación que avanza a gran velocidad, depositando en las escuelas expectativas difíciles de cumplir. El profesorado siente que debe formarse en múltiples campos (IA, nuevas tecnologías, metodologías…) y muchas veces no logra hacerlo, lo que genera un considerable nivel de estrés.

Así, la salud mental y el bienestar emocional del profesorado se han convertido en una preocupación creciente que se intensifica al final del curso, aunque se va acumulando durante todo el año, ya que este conjunto de circunstancias afecta al desarrollo normal de su labor y condiciona su salud.

Desde FEUSO consideramos que, al término de cada curso escolar, los docentes se enfrentan a este conjunto de preocupaciones y es fundamental que la sociedad en general, las instituciones educativas y los responsables políticos —tanto estatales como autonómicos— sean conscientes de la necesidad de apoyar al profesorado y superar todos estos obstáculos para lograr una educación equitativa y de calidad.

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