La evaluación por competencias genera confusión y desgasta a los docentes

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La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) alerta de la confusión que está generando entre los docentes de la región el nuevo sistema de evaluación por competencias con la aplicación de la LOMLOE.
La LOMLOE deja atrás la evaluación de los contenidos para fijar criterios basados en competencias específicas que dan a conocer el grado de desarrollo integral del alumnado recogiendo conocimientos, actitudes y habilidades.
El problema es que este tipo de evaluación conlleva calificar ocho competencias distintas (competencia lingüística; plurilingüe; competencia matemática, competencia en ciencia, tecnología e ingeniería; digital; personal, social y de aprender a aprender; ciudadana; emprendedora; conciencia y expresiones culturales) dentro de un proceso continuo y planificado, y cada una de ellas sus propios criterios de evaluación.
Es decir, “se está pidiendo al profesorado que cuando acabe su clase, o durante el desarrollo de la misma, debe calificar cada una de estas competencias”, señala el presidente de CSIF Educación Castilla-La Mancha, José Antonio Ranz, lo que supone una “burocracia llevada al extremo, una burocracia desmedida que además no es útil ni para el profesor ni para el alumnado. Estamos hablando que cada una de estas competencias básicas pueden tener de tres a cinco criterios diferentes”.
Ahora, es preciso ponderar cada uno de los criterios de cada una de las competencias, lo que “produce un guirigay increíble, los docentes están totalmente descolocados. A estas alturas de curso los docentes no saben todavía cómo tienen que evaluar. Hace falta tiempo para educar, no para la burocracia”.
La Consejería de Educación ha puesto al servicio de los docentes la herramienta digital conocida como ‘cuaderno de evaluación’, que tiene como objetivo facilitar la labor. Dicha aplicación todavía no está funcionando al cien por cien. Se ha dado libertad a los diferentes centros educativos de utilizar esta herramienta, pero “hay claustros que han decidido no usarlo, y es que es una aplicación muy compleja que conlleva estar continuamente metiendo datos en la plataforma, ni es práctica ni funciona”, señala Ranz.
CSIF lamenta que la Administración educativa “haya dejado a los docentes totalmente abandonados”, olvidando completamente lo que es la labor meramente educativa. No en vano, en los últimos años se está asistiendo a la burocratización de la enseñanza: programaciones de aula, memorias de final de curso, reuniones de coordinación docente, adaptaciones curriculares, informes estadísticos y todo lo relacionado con las evaluaciones del alumnado, tareas que cada vez se van haciendo más complejas, pese a que la Consejería y dos sindicatos firmaron en febrero la reducción de la burocracia.

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