La Conferencia de Decanas y Decanos de Educación ha aprobado en Las Palmas de Gran Canaria el Libro Blanco de Educación Primaria, un documento que plantea una profunda reforma de la carrera de Magisterio. La propuesta incluye elevar la duración del grado de los cuatro años actuales a cinco y establecer una prueba específica de acceso que se sumaría a la Selectividad.
El plan se ha aprobado con una votación ajustada: 20 votos a favor, 16 en contra y 11 abstenciones. Aunque se trata de una hoja de ruta orientada a inspirar la reforma docente del Gobierno, su contenido ha despertado una fuerte polémica entre profesorado universitario y docentes de Primaria.
El documento propone revisar los planes de estudio para dar mayor peso a ámbitos como la educación emocional, la sostenibilidad, la educación digital crítica, la coeducación, la educación afectivo-sexual o la ciudadanía democrática. Las áreas disciplinares tradicionales —Matemáticas, Lengua, Ciencias, Plástica, Música, Educación Física o Lengua Extranjera— aparecen en un segundo plano, lo que ha generado una intensa contestación entre el profesorado especializado.
Cinco asociaciones científicas estatales que agrupan al 80% del profesorado universitario vinculado a las didácticas específicas han advertido de que el nuevo modelo “reduce el conocimiento didáctico-disciplinar” del grado y convierte la formación en un itinerario excesivamente pedagógico. Denuncian además que los decanos han ignorado más de 700 enmiendas presentadas al borrador inicial.
Otro de los puntos más controvertidos es la creación de un examen específico para acceder a Magisterio. La prueba tendría tres partes: comprensión lectora y razonamiento crítico; presentación personal mediante un vídeo y entrevista grupal; y la calificación de la Selectividad. Para sus defensores, este filtro permitiría seleccionar a los mejores candidatos y mejorar el nivel de acceso al grado.
La ampliación de la carrera a cinco años responde, según los decanos, a la necesidad de ofrecer una formación generalista sólida y una segunda fase de especialización vinculada a las necesidades actuales del sistema educativo. Esta especialización estaría coordinada entre el Ministerio de Educación, las comunidades autónomas y las universidades.
Desde FEUSO, seguiremos muy atentos a la evolución de este proceso y a las implicaciones que pueda tener para la formación inicial del profesorado.
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