Eva Yangüela González es madre de alumnos y psicóloga sanitaria de profesión, especializada en ámbito familiar y dificultades de aprendizaje. Nos hace llegar este breve escrito a modo de reflexión ante el nuevo curso.
Ya estamos aquí, de nuevo, con el propósito de que este curso sea no igual al pasado, si no, mucho mejor.
En realidad, ajustándonos a los datos, la mayor exposición del grupo profesional de la docencia a un posible riesgo de contagio por COVID-19, así como las exigencias urgentes para adaptar su modelo de enseñanza al entorno digital y a las medidas de seguridad impuestas para frenar el contagio, entre otras circunstancias, han supuesto un importante impacto psicológico en este grupo profesional. Los problemas en el sueño, la irritabilidad, el dolor de cabeza, falta de concentración, encabezan el listado de las patologías más habituales del curso pasado.
Si tuviéramos una máquina del tiempo y pudiéramos volver a septiembre del curso 20/21. ¿Nos hubiéramos imaginado un curso 2021-2022 así? Seguro que no, sobre todo, por el porcentaje importante de población vacunada. Y es que el curso pasado fue todo un reto, como sabéis.
Estoy segura de que cuando empezamos nuestras vidas profesionales nadie nos imaginábamos este escenario. Seguro que recordáis ese primer día… En mi caso, recuerdo la primera vez que accedí a un aula donde reunían unas horas al día al alumnado con dificultades de aprendizaje en un aula de un centro educativo situado en zona desfavorecida socialmente. Acudíamos como estudiantes de psicología para participar en una investigación correspondiente a una tesis doctoral. Realmente, cuando entré en aquella aula comprendí: “Ésta es la realidad”. Y eso es precisamente, lo que estamos viviendo, otra realidad diferente de lo que nos mostraron en nuestros años de formación. Ningún docente universitario nos situó en este posible escenario correspondiente al curso pasado ni a éste, básicamente porque hubiera parecido un guion de película de ciencia ficción.
Desde el punto de vista de la salud mental, la evolución que hemos tenido que sufrir, nos ha dejado huella. No volveremos a ser las mismas personas. Quizá esa es la perspectiva con la que mirar la enfermedad por Coronavirus 19 y, en general, la pandemia. Como la posibilidad que este momento de la historia que estamos viviendo para evolucionar. Evidentemente, sin olvidar a los fallecidos y las secuelas que todavía a día de hoy, están en estudio. Quizá si recuperamos ese espíritu antiguo de las calificaciones de antaño “progresa adecuadamente”, podamos tomar conciencia de que, en esas estamos, precisamente, progresando y, sobre todo, de manera efectiva.
Pero, superando todas esas dificultades, aquí están los equipos docentes. Pisando fuerte, mirando hacia delante, hacia el horizonte. Con la seguridad de que el alumnado seguirá este curso dando ejemplo de cómo superar con naturalidad, una situación histórica como ésta que nos ha tocado vivir. Y, con la certeza, de que los equipos docentes harán un impagable papel en la evolución educativa del alumnado. Yo, aprovecho también este espacio para agradeceros como profesional de la psicología y también como madre, para transmitiros mi más eterno agradecimiento porque vuestro ejemplo está preparando psicológicamente a nuestros hijos e hijas para el futuro, en un escenario de aprendizaje totalmente, inusual.
Aunque, ahora deberemos plantearnos pequeñas metas progresivas. Algo así como los famosos diarios de clase; donde diariamente, deberíamos reflejar nuestros propios logros como docentes. Recoger, como cada día, vamos superando las dificultades que se presentan en el aula, proporcionándonos un feedback continuo y progresivo de nuestra evolución profesional y personal. Ya sé que ahora mismo estaréis pensando:
“Lo que me quedaba, otro registro más”. No os preocupéis, que se puede hacer mental. Lo importante es ser capaces de tomar conciencia de nuestros logros. Estamos instalados en una cultura donde no se nos transmite reconocer y valorar nuestros logros progresivos, si no, sólo cuando alcanzamos la meta definitiva. Propongo un cambio de perspectiva a este respecto, adoptar el hábito de ir reconociendo progresivamente nuestros avances del día a día. Porque, esa es la actitud que nos hace superar las “piedras del camino”. En este caso, como diría un famoso entrenador de fútbol: “Debemos ganar el partido minuto a minuto”. Y como afirmaba, otro entrenador mítico: “Salir al campo a ganar, ganar y ganar”. Y en eso, sois personas expertas. ¡A ganar!